Esta magnífica masía restaurada, del siglo XVIII, alberga un pequeño y encantador hotel de gran lujo a muy poca distancia de las mejores playas de la Costa Brava y de cinco campos de golf. En el interior nos encontramos con una recepción excepcional decorada en estilo rústico, alfombras de esparto, vidrio mallorquín y una chimenea de piedra sobre fondo de tenue color salmón. Tanto las suites –cada una con un nombre de flor–, como los bungalows -con su jardín individual-, están adornados con valiosas antigüedades, siendo cada uno de ellos un oasis de esplendor. El restaurante, con pinturas modernas en homenaje a Picasso, le ofrece una refinada cocina tradicional catalana y excelentes vinos de la región.