Visitar Italia es como pasar las páginas de un libro de historia. Este país cuenta su pasado a través de sus edificios, sus monumentos, su arte y su gastronomía. La geografía italiana y su excepcional climatología invitan a los viajeros a disfrutar de un paisaje espectacular bajo un solo que no acaba nunca.
Cada ciudad de Italia esconde millones de monumentos y secretos por descubrir. Su capital, Roma, la ciudad eterna, es una exquisita metrópoli que mezcla elementos de todas las épocas. Un crisol de extraordinaria belleza y cultura. Los icónicos lugares de esta urbe – el Coliseo Romano, el Vaticano, la Fontanta de Trevi, la Plaza de España – son sin duda una parada obligatoria para cualquier turista.
Pero la belleza urbanita de Italia no se acaba en Roma. No puedes dejar de visitar otras ciudades como Bolonia, Venecia, Siena, Ferrara o la siempre imprescindible Florencia. La lista es interminable, sólo necesitas un mapa y dedicarle el tiempo que este país se merece.
Los parques naturales italianos poseen un encanto difícil de hallar en otra parte del mundo. El Gran Paradiso, el Circeo, los Dolomitas Belluneses, el Gran Sasso y los Montes de Laga, el Cilento y Vallo di Diano, los Parques de Calabria, el Archipiélago Toscano y el Vesubio son sólo algunos ejemplos de escenarios de belleza excepcional, ideales para pasar unas vacaciones de ensueño en contacto con la naturaleza.
Los lagos italianos también cuentan con una fama más que merecida. Entre ellos están los lagos del norte, el Lago de Como y el Lago de Garda, que destacan por su singular belleza. Por otra parte, el litoral de Italia convierte a este país en uno de los destinos predilectos para los viajeros amantes de la playa. La sureña costa de Amalfi es conocida por su clima cálido, perfecto para visitarla durante todo el año.
Sorrento es otro de los destinos preferidos por los turistas. En los alrededores podrás encontrar lugares tan impresionantes y llenos de historia como Pompeya o el Monte Vesuvio.
Italia es uno de los grandes productores de vino del mundo y no hay un metro cuadrado en todo el país que no esté enfocado a su producción. Los mejores vinos italianos – muchos de los cuales son desconocidos fuera de sus fronteras – rivalizan con lo mejor que Francia y España puedan ofrecer. Desde los Alpes, siguiendo por las onduladas colinas de Toscana y acabando en las soleadas tierras vinícolas de Sicilia, en toda Italia existe algo capaz de satisfacer los gustos más exigentes.