Sicilia, una isla inspiradora
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La mayor isla del Mediterráneo es sencillamente fascinante. Bañada por tres mares, (el Jónico, el Tirreno y el propio Mediterráneo) y separada de la península italiana por el estrecho de Mesina, parece tener de todo un poco: desde importantes cadenas montañosas, (Peloritani, Nebrodi, Madonie, Iblei), hasta un magnífico litoral con un grupo de islas satélite como son Eolie, Lipari, Ústica, Egadi, Pantelleria y las Pelagias. Luego está, cómo no, el Monte Etna, que se eleva en el centro de la región y es el volcán más alto y activo de Europa.
Sicilia fue una colonia griega durante la Edad Clásica y la herencia helénica es muy importante (Siracusa, Gela, Agrigento, Selinunte y Eraclea). Hay importantes vestigios romanos en Taormina, Siracusa, Tindari, Solunto, Eloro y Patti. El siguiente periodo de desarrollo artístico tuvo lugar bajo el periodo normando, que legó iglesias y palacios de influencia arábigo-bizantina. También hay que tener en cuenta la influencia española produjo formas arquitectónicas muy elaboradas durante el siglo XV.
Es una de las joyas del sur de Italia y un importante destino turístico. Ya fascinaba desde el siglo XVIII cuando Goethe la convirtió en una parada obligada del llamado “Grand Tour”, un viaje educativo y de ocio que los aristócratas europeos hacían por el continente antes de pasar a ser adultos. Déjate seducir por sus impresionantes playas de aguas turquesas, su apabullante espíritu y el carácter vivaz y acogedor de su gente.