Château de la Barre

Una vista privada de Francia con todo el encanto de la vida en la región del Loira, y un toque de aristocrática hospitalidad francesa. Situado en el Valle del Loira, a tan solo dos horas de París y escondido en un parque privado de 40 hectáreas, encontramos el elegante Château, donde el refinamiento se encuentra con la autenticidad. Mucho más que un lujoso alojamiento, el Château de la Barre ofrece la exclusiva experiencia de hospedarte en un castillo privado – en posesión de la famikia de los Condeses de Vanssay, 20 generaciones ininterrumpidas, desde 1404. También se trata del punto de partida perfecto para descubrir la belleza y los tesoros ocultos del Valle del Loira, sus famosos castillos, bodegas y la ciudad medieval de Le Mans, entre otros muchos atractivos.

Los anfitriones, Guy y Marnie de Vanssay, estarán encantados de ofrecerte unas vacaciones hechas a medida: pondrán a tu disposición mapas, reservas, muchos consejos secretos de la zona e incluso organizarán tu transporte desde el chateau a lo largo de la región si lo necesitas. Los huéspedes podrán disfrutar de románticos paseos en el parque del chateau y los preciosos jardines florales al pie de sus antiguas e históricas construcciones. Para los más activos, hay tanto bicicletas como mapas a disposición de los huéspedes en el chateau y, no muy lejos, podrán practicar kayak o golf. Al caer la tarde se sirven té, champagne y otras bebidas en una de las áreas de recepción, desde el acogedor Salon Rose, a la informal habitación del Billar o el lujoso Grand Salon, todas ellas decoradas con importantes antigüedades, excepcionales alfombras persas, majestuosas chimeneas, retratos familiares y otras impresionantes pinturas.

Las habitaciones y las suites están decoradas individualmente, cada una con preciosos muebles del siglo XVIII y tejidos de diseño, pero sin escatimar en todos las comodidades modernas.

Dos veces a la semana los huéspedes podrán unirse a los Condes de Vanssay para una cena “Grand Siècle” que tendrá lugar en el gran comedor del siglo XVII del chateau, y se servirá sobre mantelería de lino bordado, cubertería de plata, y fina porcelana y cristal. En otras ocasiones, se podrá encargar una cesta de picnic para degustar en el parque, o una cena romántica servida en la terraza con vistas a los jardines o quizá en el pequeño comedor con su colección de pinturas impresionistas.

Tal y como aseguran Jeanne Marie y Ed, huéspedes de Carolina del Norte, en su comentario: “En ningún otro lugar se da esta combinación de elegancia, historia y sentimiento acogedor”.