Vigias Eternal Landscapes

La finca, de 12 hectáreas, posee cinco bonitas casas, suficientemente aisladas como para que cada una conserve su intimidad, entre piedra, alcornoques y cielo abierto. Esta tierra es zona fronteriza con España, lo que conlleva muchas historias y un entrecruzar de energías.

Los edificios son bajos y discretos; se van adaptando al desnivel del terreno y se “esconden”, de modo que a lo lejos casi se confunden con la dehesa y las rocas del Parque Natural de São Mamede. Las fachadas combinan muros encalados y tonos piedra con elementos más contemporáneos de hormigón y grandes superficies acristaladas orientadas hacia las vistas.

El interior se construye a partir de una paleta neutra y terrosa: tonos piedra, ocres suaves, blancos cálidos y maderas claras conviven con suelos y paredes de hormigón. Se respira una elegancia discreta, con calidad en los materiales. Las cinco casas son:

Casa Gaio, pensada para dos personas, es un refugio tipo loft con un solo dormitorio abierto al paisaje, una bañera con vistas y una chimenea suspendida.
Casa Sol acoge hasta cuatro personas en dos suites amplias, cada una con baño privado y grandes ventanales orientados al atardecer.
Casa Cal, ideal para familias o grupos pequeños, tiene tres habitaciones (dos suites y un dormitorio con litera), lo que permite alojar hasta seis personas. También está adaptada para personas con movilidad reducida.
Casa Feto, con sus dos habitaciones en suite, recibe cómodamente a cuatro huéspedes, rodeada de naturaleza y vistas profundas.
Casa Ocre, la casa madre del conjunto, tiene dos dormitorios principales y un altillo con cama individual, con capacidad para hasta cinco personas.

En total, las cinco villas pueden alojar hasta 21 personas, distribuidas en 10 habitaciones y un altillo, cada una con acceso privado, piscina natural, zona de descanso exterior y cocina equipada. Algunas con bañeras abiertas al horizonte, otras con chimeneas dobles o terrazas envolventes. Todas con el mismo cariz estético, pensadas para tu confort y respetando el ambiente.

Las casas cuentan con mucha luz natural que inunda los espacios y resultan perfectas tanto en invierno como en verano, con calefacción de suelo radiante, aire acondicionado o la calidez de la tradicional chimenea.