Malpaís Trece

Malpaís Trece no nació como hotel. Fue, durante décadas, una casa familiar en lo alto de un promontorio, con el Atlántico al frente y el Teide a sus espaldas. Rodeada por una finca agrícola de 600.000 m² dedicada al cultivo del plátano canario, esta propiedad encarna la esencia rural del norte de Tenerife. Construida en 1955, abrió sus puertas a los viajeros en 1996, sin perder ni un ápice del encanto y la sencillez que siempre la han definido.

Nada aquí es simétrico ni uniforme: las habitación son sencilla, con una decoración casera y sin pretensiones. No busques elegancia ni diseño sofisticado, porque todo en Malpaís Trece está pensado para ser honesto y auténtico. Algunas habitaciones cuentan con terraza privada o ventanas orientadas al mar; otras, con vistas más íntimas hacia el verde profundo de la plantación.

Lo que hace especial este pequeño alojamiento de solo ocho habitaciones, más allá del silencio y las vistas impresionantes, es un pequeño secreto que se esconde entre las plataneras: a apenas cinco minutos a pie, por un sendero que serpentea entre el follaje, se llega a una playa de arena oscura y a una plataforma natural desde la que sumergirse directamente en el Atlántico. Una recompensa inesperada que compensa con creces la ausencia de piscina —aunque, para los más activos, la finca también dispone de una pista de tenis.

Garachico, a solo cinco minutos en coche, es uno de los pueblos más bonitos de la isla, con un casco histórico encantador y piscinas naturales junto al mar. También muy cerca se encuentra Icod de los Vinos, hogar del famoso drago milenario. La zona es ideal para pasear, hacer fotos o simplemente descansar, y representa además un excelente punto de partida para excursiones por la costa o la montaña. Se recomienda alquilar un coche.

Para quienes aman caminar, explorar y relajarse, este entorno es generoso: senderos costeros y rutas de montaña parten desde las cercanías, y un silencio nocturno profundo.