El Botánico de Sagra. Ecolodge Jardin Hôtel

La Marina Alta se despliega con discreción: pequeñas aldeas, cultivos en bancales, el perfil constante de las sierras. A unos minutos de las rutas más transitadas, Sagra mantiene un ritmo propio. Y dentro de ese ritmo, casi escondido entre vegetación exuberante, se encuentra El Botánico.

Más que un alojamiento, es una finca cultivada con paciencia. El terreno, de más de dos hectáreas, acoge especies tropicales que no deberían prosperar aquí y, sin embargo, lo hacen. Palmeras, agaves, ficus y árboles frutales mango, papaya, lichi dibujan una sombra densa que alivia el clima seco del entorno.

Cinco casas de diferentes tamaños y colores se reparten en este paisaje verde. Cada una lleva el nombre de su tono predominante la Azul, la Roja, la Verde, la Amarilla, la Blanca y ha sido diseñada para integrarse, no para destacar. La Casa Azul, con tres dormitorios, cocina completa y chimenea, funciona bien para quienes viajan en grupo o en familia. Las demás, más pequeñas, permiten estancias individuales o en pareja.

El interior evita los excesos. Mobiliario sencillo, materiales honestos, detalles que apuntan más al confort que al espectáculo. Algunas referencias estéticas remiten a América Latina, pero lo hacen sin forzar. La arquitectura mantiene una escala humana, y la vegetación actúa como protección visual y térmica. No hay aires acondicionados ruidosos, pero sí una notable frescura natural.

En el centro, una piscina amplia ofrece lo que debe: espacio para nadar, tranquilidad y cierta distancia respecto a las casas. Hay terrazas privadas, cocinas equipadas y la posibilidad de pedir desayunos preparados con producto local. También se organizan ocasionalmente retiros de yoga o talleres de bienestar, aunque sin calendario fijo ni despliegue comercial.

La atmósfera es pausada, sin ser pretenciosa. El trato con los anfitriones Catherine y su equipo es directo, amable y discreto. Se agradece la ausencia de guiones: aquí no se impone una narrativa, solo se ofrece un espacio bien cuidado.

Es un alojamiento pensado para adultos. Solo se admiten niños cuando se alquila una casa completa, lo cual preserva el silencio que tantos visitantes valoran. No es adecuado para quienes buscan dinamismo, ni para quienes no disponen de vehículo: la autonomía aquí forma parte de la experiencia.

Para los demás los que saben viajar ligero, cocinar sin prisa, escuchar lo que crece, El Botánico es un lugar al que se llega para quedarse un poco más de lo previsto.