Hotel Cas Ferrer Nou

El primer hotel boutique que hubo en Palma no presume de inmediato de sus credenciales de diseño. La fachada de este palacio episcopal del siglo XV encaja a la perfección con el entorno que lo rodea, acurrucado en un sosegado rincón de la ciudad conocido como La Lonja y rodeado de murallas medievales. Pero una vez que uno entra ya es otra cosa. Las palabras que nos vienen a la mente – tales como en la onda o guay – no suelen asociarse con un edificio de cuatrocientos años con un diseño español minimalista donde lo que se busca es evitar el desorden y la aglomeración lo más posible. De ahí la abundancia de espacio, de luminosidad y de los colores brillantes. Hay obras de arte originales por doquier – cada una de las 19 habitaciones presume de poseer una pintura original, por ejemplo, y hay esculturas modernas esparcidas por todos los rincones. Colores fuertes entre los que predomina el verde y un buen uso del espacio tanto en las habitacione como en los baños es también un común denominador de todos los aposentos.
Tratándose de un edificio al viejo estilo, las habitaciones pecan de algo pequeñas. La piscina tampoco es demasiado grande pero el Sa Font dispone de una magnífica terraza en la azotea con vistas a la ciudad y a la Catedral. Lo que no es en absoluto minimalista es el servicio. El personal es extremadamente acogedor y servicial – lo que constituye un atributo más de nuestra estancia en este hotel. Como lo pueda ser también la ubicación, a un paso de tiendas, bares y restaurantes – así como del puerto deportivo, museos o la Catedral.
Tal vez el único aspecto negativo sea que el acceso en coche esté restringido. Se trata de una zona peatonal dado el carácter histórico de la misma, pero es un bajo precio a pagar por encontrarnos en ella.