Los Países Bajos, Holanda

Cuando piensas en Holanda ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza? ¿Molinos? ¿Tulipanes? ¿Zuecos? Tal vez pienses en un país llano, parte del cual se encuentra bajo el nivel del mar. Todo eso es cierto pero hay más que tener en cuenta. Holanda es una nación increíblemente vibrante y liberal, con una plétora de cosas que ver y hacer muy por encima de su tamaño. El impacto de este pequeño país sobre la cultura universal es enorme aunque a veces no nos demos cuenta. Los Maestros Flamencos de la pintura como Rembrandt o Van Gogh, su legado en el mundo de la navegación, su soberbia arquitectura, museos y la escala humana de sus ciudades.

Todo esto nos da una pista de cómo es Holanda. Su gente es dinámica, innovadora y liberal… Ámsterdam es, como cabría de esperar, un microcosmos de la totalidad. Sin duda una de las ciudades más sobresalientes de Europa. Una ciudad con una red de canales que supera a la de Venecia en tamaño y complejidad. Una ciudad en la que las bicicletas rivalizan con los coches como método de transporte (con unos niveles de polución lógicamente mucho más bajos) – algo de lo que pocas urbes pueden presumir. Únete a la multitud, móntate en una bici y disfruta del espectáculo.

Regiones en Paises Bajos - Holanda

Dónde ir en Los Países Bajos - Holanda

Parece mentira que un país tan pequeño como Holanda pueda contener tantas cosas que visitar. ¿Lo bueno? Está todo muy cerca, ¿lo malo? ¿Vas a tener tiempo suficiente para poder ver todo lo que los Países Bajos tienen que ofrecerte?

Ámsterdam es una ciudad cosmopolita y conocida en el mundo entero, centro histórico de exploración y comercio desde hace siglos, con la riqueza material, cultural y humana que eso supone. No puedes perderte la plaza Dam, parte central y rodeada de edificios históricos como el Palacio Real o la NieuweKerk, la Iglesia Nueva. Así como museos como el Rijksmuseum o el Museo Van Gogh, dos de los mejores del mundo. 

Descubre la colorida relación entre la "Venecia del norte" y las flores en el Bloemenmarkt, en el famoso parque Vondelpark o en el museo botánico Hortus Botanicus, uno de los más antiguos de Europa.

La casa-museo de Ana Frank, la plaza de Spui, los Coffee Shops, el Barrio Rojo o las llamativas casas flotantes... Ámsterdam no es una ciudad en la que puedas aburrirte. 

Por otra parte Utrecht es una ciudad pequeña, con encanto y muy cerca de la capital. Puedes visitar la catedral con su gigantesco campanario de 112 metros y el claustro, lleno de exuberante vegetación, o el curioso Speelklok, que reúne una colección de instrumentos musicales automáticos.

Por último, pero no menos importante, una opción muy recomendable es visitar la multitud de pequeñas ciudades como Haarlem, Leeuwarden o Maastricht y pueblos como Marken o Volendam repartidos por todo el territorio holandés.

Gastronomía

Holanda es un crisol de gentes, culturas y tendencias y esa variedad también afecta a su gastronomía. Para sumergirnos en la auténtica gastronomía del país, será necesario visitar las innumerables y bellas aldeas que pueblan toda la región. El distintivo “neelands dish” será la señal de que en ese establecimiento se sirve comida tradicional holandesa. Y si en tu viaje sólo visitas las grandes ciudades, no dudes en acercarte a un puesto ambulante o “koek en copie” para degustar los exquisitos platos típicos que ofrecen.

Holanda posee una fuerte influencia de Indonesia, debido a su pasado colonial. A lo largo del tiempo la cocina de este país ha sido adaptada y adoptada por Holanda como propia. Un ejemplo de este vestigio es el “Rijsttafel”, un plato elaborado con una base de arroz acompañado por ingredientes más conservadores como las legumbres estofadas, la carne (de pollo, ternera y cordero), o pescado; o por otros más rompedores y poco convencionales como el plátano o la leche de coco. 

La sopa es otro de los platos estrella en los Países Bajos, especialmente la “erwtensoep”, con guisantes, especias, salchichas, carne picada, pan de centeno (o “roggerbrood”) untado con queso o mantequilla.

Los platos combinados o “hutspot” son otra de las alternativas que nos ofrece la gastronomía holandesa. Suelen consistir en una porción abundante de carne cocida con salsa, acompañada de puré de zanahoria y patatas.

No podemos olvidarnos de la gran oferta de quesos holandeses, que harán las delicias de los viajeros más entusiastas de estos lácteos. Son muchas y muy ricas las variedades, entre las que destacan el “gouda”, el “edam” o el “maasdam”. Los Países Bajos también son conocidos por sus arenques salados, servidos crudos con cebolla picada y pepinillo.

Los dulces de este país también son más que recomendables. Los más famosos son los “pannekoeken”, una versión de los “crêpes” franceses. Suelen acompañarse con ingredientes dulces como la compota de manzana, los frutos rojos o el helado; o con ingrediente salados, como el queso  y el bacon.

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