Solo tú eliges el motivo por el que visitar la región de Ródano-Alpes. ¿Por sus ciudades encantadoras y llenas de historia? ¿Por su excelente comida? ¿Por su apabullante belleza natural y su larga lista de actividades al aire libre? Si buscas un entorno idílico para una escapada romántica, ¿Que mejor sitio que los Alpes franceses? Si lo que te apetece es esquiar, o hacer escalada, o conocer uno de los rincones más mágicos de Francia has elegido bien. Disfruta de una experiencia única con los hoteles que te recomendamos en Secretplaces. Puedes elegir un acogedor retiro de montaña o escoge entre la lista de hoteles con encanto que te traemos. Estamos seguros de que no te arrepentirás.

Lyon, la capital de la región, ha sido un importante cruce de rutas comerciales entre el norte y sur de Europa desde la Edad Media, en la que se comerciaba sobre todo de productos textiles. Por ella se la conoce con el nombre de “la ciudad de la seda” francesa. Sus principales monumentos quedan recogidos entre los dos ríos que recorren la ciudad: el Ródano y el Saona. Como por ejemplo el distrito de Fourvière, salpicado de ruinas romanas, encantadoras iglesias y junto al barrio medieval y renacentista de Vieux Lyon – la segunda ciudad renacentista más grande de Europa tras Venecia. Sobre la colina del mismo nombre se emplaza la Basílica de Notre-Dame de Fourvière, muy recomendable.

Saint-Etienne fue una antigua ciudad minera e industrial que hoy en día se ha reconvertido en una referencia para los amantes del diseño. En ella podemos ver el Museo del Arte y de la Industria de Saint-Etienne o la Ciudad del Diseño. Y a 10 kilómetros de la ciudad, en Firminy, se encuentra el Complejo Le Corbusier, el más grande de Europa diseñado por este famoso arquitecto.

Grenoble, la capital de los Alpes franceses y antigua capital del delfinado, es una pequeña ciudad vibrante. Está dominada por la Bastilla, una antigua fortaleza defensiva del siglo XIX, accesible en teleférico y es la mayor atracción de la ciudad. El Museo, con su colección de Bellas Artes y antigüedades, o la Catedral de Notre-Dame de Grenoble son otros sitios interesantes que visitar.

La región ofrece numerosas y atractivas actividades al aire libre, como senderismo, paseos en bicicleta, rutas a caballo y ciclismo de montaña por una zona agreste y natural. Si optas por alguna de estas posibiliades, no te preocupes: las sendas están bien señalizadas y hay mapas topográficos en todas las poblaciones importantes

Además los glaciares de montaña, cañones y desfiladeros atraen montañeros del mundo entero. Hay escuelas para principiantes dirigidas por alpinistas y guías experimentados. Y para los esquiadores, tenemos numerosas pistas entre las que escoger en todo el Ródano–Alpes, con magníficas instalaciones.

La tapa inconfundible en los bares de Lyon es el Machon – ensalada de patata, lentejas, u hojas de diente de león y beicon con salchicha de ajo. Aunque también son típicas las lonchas de carne picada en gelatina, o la Cevelas Truffé – una salchicha suave de cerdo con trufas, que se sirve con jarras de vino de la región de Beaujolais. Los platos son abundantes y variados y se basan en productos locales como cebolla, fruta y verduras; así como gran variedad de charcutería, el vacuno de Charolais, las aves de Bresse, el pescado de agua dulce y la caza en Dombes.

Los productos lácteos como la mantequilla, la nata, la leche y el queso dominan el área alpina de la Saboya. Los pescados de lagos y ríos de montaña, la caza de los bosques y las setas en la campiña – un hábitat único en Europa – son fantásticos. Los huertos están adornados de cerezos, manzanos, perales y nogales, y hay abundancia de fresa y frambuesa silvestres en los claros de los bosques. 

También se preparan sopas con hojas de acedera, calabaza, ortigas o puerros – así como con queso. Los ríos proporcionan la base para diversos platos saboyardos: Fricasé de ancas de rana con ajo, cebolla y vinagre; o la perca al vino tinto. Hay guisos de manitas de cerdo, salchichas, caldos de verduras y castañas; pollo con cangrejos de río; y gratinados con boletos (Cèpes o setas), puerros, cardos, calabacín y queso. 

Los grandes quesos de la zona merecen una mención aparte. Entre otros incluyen el Beaufort, Reblochon, Tommes de Bonneville, Boudane – curado en aguardiente – y Tamié, elaborado por monjes trapistas.